Croto Mimoso

Los odiosos no comprenden. Los sentidos se les pudren, y rehúyen de mí como de quien tiene peste. Es cierto, mi higiene es pobre, pero mis efluvios son gourmet, y ellos sólo perciben el hedor exterior, de mugre, de indigente. Yo busco remover el velo de sus ojos, les muestro y redemuestro cómo un solo puede querer sin miedo, sin pudor. Esto lo tomo como un compromiso, porque en un mundo de duos, donde se permiten tríos, pero no quieren monos, nosotros somos legión, somos un individuo compuesto por miles. Y es menester distinguir que un solo no es un soltero sin suerte, es sexo entre uno, consigo mismo. Por eso, yo cumplo con mi deber, de pionero y de instructor. ¡Me quiero en público! ¡Les enseño mi elección, libre e independiente! Y grupos enteros corren, huyen de mi obsequio. ¡Les ofrezco, generoso, en tórrido flujo, el fruto de mi cuerpo, pero el mundo me ve como un pervertido! Yo soy un incomprendido, no un delincuente, y los pervertidos son ustedes, quienes no se consienten.

Escrito en el marco de un desafío: Escribir un texto sobre el amor sin utilizar la letra A.